lunes, 22 de febrero de 2016

NIÑOS Y EL PSICÓLOGO



Cada vez es más habitual que los padres requieran una ayuda de los profesionales para orientarse con relación a la pautas a seguir con los hijos, sobre todo, si éstos presentan problemas de conducta, o bien, si como padres deben afrontar cambios que afectan la vida de sus hijos.
En el colegio
Los síntomas más habituales padecidos en la actualidad por los niños, siendo además los que más preocupación generan en los padres, se manifiestan en el ámbito escolar (fracaso reiterativos y dificultades en el aprendizaje, hiperactividad y dificultad de atención), en la dependencia y cautividad relacionada con los nuevos objetos de la tecnología (ordenador, móviles, televisión,...) y en la alimentación.
Por otra parte, a la consultas del pediatra llegan con bastante frecuencia niños con estados de angustia, ansiedad o tristeza que, adecuadamente, son remitidos al psicólogo. Normalmente, las edades de consulta van desde los 4 años hasta los 15 ó 16 años, aunque también se pueden presentar síntomas en niños de menor edad.
Al ser los padres quienes realizan la consulta -y no directamente el propio niño-, la consulta se torna un tanto más compleja. Por tanto, es necesario valorar y distinguir entre el sufrimiento de los padres y el que verdaderamente aqueja al niño.Si la conducta de un niño es reiterativa e inquieta a los padres, es preferible realizar una consulta que permita detectar cuál es el problema, evitando pensar que se resolverá con el tiempo.
Efectuar esta consulta no es un asunto sencillo para los padres. En general, cuando se tratan problemas, trastornos o síntomas que padece el niño, los padres son quienes en primer lugar se sienten concernidos, cada uno de un modo diferente. Sin embargo, es muy frecuente que los motivos que llevan a unos padres a realizar la consulta no coincidan con los que pueda expresar el propio niño.
Por esa razón, es importante que los padres tengan en cuenta algunas cuestiones:
  • Existe una falsa creencia que considera que los problemas de los niños son más simples que los de los adultos. Aunque resulte sorprendente, los niños están capacitados para hablar de lo que les pasa, de su sufrimiento y de encontrar por sí mismos, con la ayuda de un profesional, la solución a su malestar.
  • No siempre está claro que un niño necesite una psicoterapia. Es el profesional quien después de escuchar a los padres puede valorar si es necesario realizar una entrevista con el niño y si es necesario que realice una terapia.
  • Para ello, es importante detectar cuáles son las circunstancias familiares que pueden estar interviniendo en el sufrimiento del niño. A veces, es suficiente que asistan a la consulta sólo los padres para recibir ayuda sobre cómo tratar los motivos que pueden intervenir en la problemática del hijo. Muchos problemas se resuelven cuando los padres han sabido plantear donde está la raíz del problema.
En cualquier modo, es muy importante no obligar a un niño a ir a ver a un psicólogo si él no quiere. Sin embargo, hay situaciones que pueden alimentar las razones de este rechazo y que ha de ser discernido en cada caso:
  • Puede que no tenga problemas, y que los padres guiados por sus propias experiencias y vivencias en la infancia estimen que los problemas de su hijo sea una repetición de lo que les sucedió a ellos.
  • Puede que exista algún problema pero el niño no sufre. Por ejemplo, los padres están muy inquietos, justificadamente, por su fracaso escolar pero al niño no le afecta.
  • El niño no se siente concernido por lo que le pasa, porque esta habituado a que sus padres decidan o se anticipen a determinar lo que le sucede sin contar con él.
  • La situación es confortable para él, nunca ha sido sancionado ni reprimido. En este caso, los padres se sienten culpables y se imaginan que ellos son la causa del problema.
  • El niño/a puede sentir que su síntoma es necesario para el equilibrio familiar, y no quiere curarse porque siente que sostiene y evita que alguno de los padres enferme, por ejemplo, caiga en una depresión.
  • Lo importante es que los niños pueden tener problemas, sufrir por ello y no saber cómo pedir ayuda. A veces, el síntoma de dicho malestar puede manifestarse en la manera de pedir dicha ayuda. Es importante que los padres estén atentos y escuchen a sus hijos. Si la conducta de un niño es reiterativa e inquieta a los padres, es preferible realizar una consulta que permita detectar cuál es el problema, evitando pensar que se resolverá con el tiempo.

PADRES QUE LLEVAN A SUS HIJOS AL PSICÓLOGO

CAUSAS POR LA QUE LOS NIÑOS VAN AL PSICÓLOGO

Existen muchas causas por las que los niños asisten a terapia, pero en mi experiencia no he tenido un paciente niño que llegue por decisión propia. De hecho, tal vez el niño siquiera sabe que existo o que doy el servicio de terapia, en ocasiones no saben lo que es una terapia o del porque van al psicólogo.


Por otro lado, la mayoría de los niños que van a terapia ni siquiera se han dado cuenta que tienen un problema. (Aunque a veces el niño no tiene nada y los padres son los del problema)
Pero también llegan niños a terapia refiriendo que “saben lo que tienen”. Sin embargo, no podemos esperar que el niño se exprese como un adulto y explique las causas por la que llega a terapia. Es trabajo del terapeuta conocer las causas por la que los niños acuden a terapia. A continuación explicare las principales causas por las que los niños llegan a terapia en base a mi experiencia, pero no solamente esto, explicare también la manera en que se pueden conocer estas causas, empecemos.

Técnica de la terapia de Juego

Virginia Axline explica en sus obras el maravilloso potencial que tiene la terapia de juego. Gracias al juego puede conocerse la causa real por la que el niño es llevado a terapia por medio de la interacción del niño en el salón de juegos o consultorio.
Esencialmente es el terapeuta quien debe aprender a escuchar lo que el niño dice a través del juego, el cuerpo, los signos y los síntomas. Por lo tanto, el lenguaje del niño no es el mismo del adulto, más bien es un lenguaje simbólico que el terapeuta debe aprender a interpretar.

El síntoma

Un síntoma puede ser cualquier cambio estructural o peculiaridad funcional que indica la presencia de una enfermedad o trastorno en un individuo determinado”.
Freud, en 1896, consideraba que “el síntoma lleva en sí mismo la huella del conflicto defensivo del cual resulta”.
La Gestalt considera que el síntoma es la consecuencia de una situación inconclusa y es la forma que tiene la persona para salir adelante en ese momento de una situación que produce angustia (Ley de la Pregnanz).

Ejemplos de causas y motivos de consulta

Un niño que quiere llamar la atención de los padres y esto lo logra obteniendo bajas calificaciones. Lo primero es lo que es deseable conservar, un niño necesita de la atención de sus padres, el terapeuta le ayudará a encontrar otras formas de lograrlo con las cuales no se perjudique a sí mismo.
En el ejemplo anterior Perls se refiere a las diferencias entre ganancia final y medios mediante los cuales. En muchas ocasiones, el fin que se busca es adecuado para la persona, pero los medios por los cuales desea lograrlo no lo son. Por lo tanto, mientras mejor sea nuestra comprensión de esto, mejor resulta nuestra selección de los medios y llegamos hasta seleccionar todas nuestras necesidades sociales que son medios para lograr los fines organísmicos.
Para Maud Mannoni y Francoise. Dolto, el síntoma que presenta el niño, habla la conflictiva de los padres. El niño es quien soporta inconscientemente el peso de las tensiones e interferencias de la dinámica emocional… de sus padres, cuyo efecto de contaminación mórbida es tanto más intenso cuanto mayor es el silencio y el secreto que se guardan sobre ellas, así el niño o el adolescente se convierten en portavoces de sus padres.
Ejemplo:
-me duele la cabeza- decía un hijo único de tres años (lo habían traído a consulta debido a que se quejaba todo el tiempo de dolor de cabeza. Parecía enfermo, pasivo y lleno de pesares. Además, padecía de insomnio). Mannoni le preguntó; ‘-¿quién dice eso?’ Mientras él repetía, ‘me duele la cabeza’. -¿Dónde? Muéstrame donde te duele la cabeza. Nunca se lo habían preguntado. -Ahí- y se señaló la pierna -Y ahí, ¿qué cabeza está? -La de mamá.
Las psicoanalistas francesas consideran que la mayoría de los síntomas presentados por los niños en realidad son representantes de las problemáticas no resueltas de los padres.
El síntoma no es entonces algo malo en sí mismo. Por el contrario, gracias a él es posible darse cuenta de que algo está ocurriendo en el interior del niño y permite que los padres pidan ayuda para él.
En Guestalt no se trabaja directamente con el síntoma, más bien con la situación de donde éste surge, el fondo; y sobre todo, con el afecto que está ligado a ella, ya que es la expresión afectiva lo que prevalece en el presente, en el aquí y el ahora. A través de mi experiencia he observado que las principales causas por las que un niño acude a psicoterapia son:
Lo increíble es que en cada una de estas causas, el motivo de consulta ha sido totalmente diferente. Por lo tanto, las principales causas por las que los niños acuden a terapia solo pueden conocerse mediante terapia de juego, el cuerpo, los signos y síntomas que el niño presenta durante el proceso terapéutico.

ASISTIR AL PSICÓLOGO

¿CUANDO IR AL PSICÓLOGO?

No existe una norma clara frente a cuando es el momento de acudir al psicólogo para solicitar ayuda, ya que un problema puede afectar de forma distinta a cada persona, por tanto es algo puramente subjetivo. De hecho muchas veces el problema no es algo que nos hace sentir miedo o inseguridad, sino el pensar que no tenemos recursos suficientes para enfrentarnos a eso.

Para valorar si es necesaria la ayuda psicológica es muy útil e importante observar si existen ciertos síntomas asociados, como por ejemplo ansiedad, pérdida o aumento de apetito, inquietud excesiva, insomnio o alteraciones del sueño, sensación de tristeza, cansancio inusual, falta de concentración, etc. También es importante valorar si se han producido cambios significativos últimamente en el ambiente familiar, laboral o personal que puedan haber desencadenado en parte el estado actual. 

Debemos acudir al psicólogo cuando detectamos que uno o varios problemas bloquean nuestra vida inundándola de sensaciones desagradables, impidiéndonos gozar de sus aspectos positivos o placenteros. Por aquello de creernos autosuficientes, pensamos que seremos capaces de "salir de ésta", y que lo que necesitamos es, simplemente, serenarnos y darle tiempo al tiempo.

Pedir es tan necesario como dar. No confundamos la autonomía a la hora de gestionar nuestras vidas con la negativa a solicitar la ayuda de otras personas para conducir esas acciones a buen puerto. El psicólogo no es un brujo que cura los males de nuestra psique, sino simplemente un experto en salud mental que actúa como asesor y acompañante y que intentará ayudarnos a que consigamos (siempre por nosotros mismos y desde nosotros mismos) las deseadas seguridad y estabilidad, propiciando un mejor discernimiento en la búsqueda de soluciones y potenciando nuestra autoestima.




Debemos acudir al psicólogo cuando...

  • Sintamos que la tristeza, la apatía y la falta de ilusión empiezan a agobiarnos y a emitirnos el siempre equivocado mensaje de que nuestras vidas carecen de sentido.

  • El negro o el gris tiñen frecuentemente nuestros pensamientos y nos vemos incapaces de encontrar algo positivo en nuestras vivencias cotidianas.

  • Todo a nuestro alrededor lo percibimos amenazante y nos sentimos solos, incomprendidos o desatendidos.

  • Pensamos que la desgracia se ha cebado en nosotros y comenzamos a asumir que todo nos sale mal y que las cosas no van a cambiar.

  • Estamos atenazados por miedos que nos impiden salir a la calle, relacionarnos con otras personas, permanecer en un sitio cerrado, hablar en público, viajar, etc.. Es decir, cuando el temor o la inseguridad nos impiden desarrollar nuestras habilidades y disfrutar de personas, animales y cosas que nos rodean.

  • La obsesión por padecer graves enfermedades o contagiarnos de ellas nos lleva a conductas extrañas y repetitivas, de las que no podemos prescindir sin que su ausencia nos genere ansiedad.

  • Nos sentimos "con los nervios rotos" y casi cualquier situación hace que perdamos el control y sólo sepamos responder con agresividad o con un llanto inconsolable.

  • Nos damos cuenta de que fumar, beber o consumir cualquier otra droga, apostar..., se ha convertido en una adicción de la que no sabemos salir y que genera perjuicios importantes en nuestra vida o en la que de quienes nos rodean.

  • El estrés empieza a mostrarse a través de sus síntomas psicosomáticos: insomnio, problemas digestivos, cardiovasculares, sexuales...

  • La ansiedad es una constante diaria, que impide la estabilidad y serenidad necesarias para mantener un pensamiento positivo, una conducta tranquila y el goce de los pequeños placeres cotidianos.

  • Los silencios, los desplantes o los gritos sustituyen al diálogo, y los problemas de comunicación enturbian nuestra relación con los demás.

  • Las dificultades sexuales afloran y vivimos la angustia que causan la impotencia, la falta de deseo o de sensaciones eróticas y, sobre todo, la imposibilidad de gozo y comunicación con la persona destinataria de nuestro amor.

Si finalmente decides realizar una consulta, recuerda que nuestra ética profesional nos obliga a mantener el anonimato y el secreto profesional de todas las conversaciones que se lleven a cabo. Toda la información recibida, por tanto, se tratará respetando la total intimidad y privacidad de la persona que realiza la consulta.

Recuerda que durante la consulta con el psicólogo, cuanto mejor describas el problema que te angustia, con todas las personas y circunstancias que lo rodean y los posibles antecedentes personales o familiares, más preciso será el diagnóstico y la terapia prestada.

Ir al psicólogo para intentar solucionar un problema no significa que ya siempre debas acudir a su consulta, ni que estés "loco", estos son dos tabúes muy implantados que carecen de fundamento serio.

PSICOLOGÍA Y TECNOLOGÍA







¿Qué es la Realidad Virtual (RV)?



Es una nueva tecnología que consiste en la recreación, a través de un ordenador u otro dispositivo, de una situación virtual en tres dimensiones en la que el sujeto se siente inmerso en ella y donde puede interaccionar con el mundo virtual en tiempo real.
Por lo visto las personas que lo utilizan sienten que están dentro de esa situación, ya que ven, oyen e interaccionan con el entorno virtual.



¿Qué aporta a la psicología?


Hace unos años se empezó a investigar y después a aplicar esta técnica en el ámbito de la psicología clínica como herramienta de tratamiento de diversos problemas psicológicos. Básicamente ha sido utilizado en terapias para distintas fobias y trastornos alimentarios.





Partiendo de la base de que para los trastornos de ansiedad, sobre todo para las fobias, se utilizan principalmente técnicas de exposición y de desensibilización sistemática dentro de las técnicas cognitivo conductuales, en las que el sujeto ha de ir exponiéndose de forma progresiva al estímulo que le produce los síntomas ansiosos para después poder generalizar ese aprendizaje a las situaciones de su vida real. Para esto, los terapeutas se encuentran, en ocasiones, con ciertas dificultades para llevar a una situación clínica, en una consulta o un despacho, esos estímulos a los que el paciente debe enfrentarse (pongamos como ejemplo fobia a volar, a ciertos animales, a situaciones sociales, etc.). Además, existe un porcentaje de pacientes que rechazan este tratamiento por ser demasiado aversivo para ellos.

Por lo tanto, la utilidad y eficacia de la RV radica en su capacidad para generar en las personas las mismas reacciones y emociones que sufren en situaciones reales, que son las que causan su malestar psicológico, pero en un entorno virtual, que puede tener lugar en cualquier sitio que se desee, por ejemplo, en la consulta. Así, el psicólogo podrá aplicar esta técnica recreando la situación que necesite cada paciente, graduándolo de forma que cada vez la exposición sea mayor y estando presente para controlar al paciente en cada momento y ver cómo interacciona con los elementos virtuales. De esta forma se podría proporcionar una mayor y mejor ayuda a los pacientes, ya que hay una retroalimentación en tiempo real y una gran variedad de situaciones que pueden ser recreadas.
En concreto, en psicología las nuevas tecnologías se han aplicado en el ámbito experimental, educativo, social, psicométrico, etc. Centrándonos en la psicología clínica, las TICs están teniendo una aceptación cada vez mayor debido al enorme potencial que ofrecen.
Específicamente en el ámbito de la terapia, ha dado lugar a un concepto nuevo, denominado “Ciberterapia” que, de manera general, podría definirse como el uso de artilugios informáticos como herramientas para posibilitar o mejorar la aplicación de servicios terapéuticos.
Dentro de la Ciberterapia, en los últimos años se han desarrollado y validado varias aplicaciones informáticas con el objetivo de promocionar y mejorar la salud y el bienestar de las personas y ayudar a los profesionales en el logro de esta compleja tarea. Para ello se ha planteado la utilización de distintas herramientas para ayudar en el tratamiento de diversos problemas. Algunas de las TICs más utilizadas en este campo han sido los ordenadores personales, la televisión, las agendas PDA, el teléfono, el teléfono móvil, Internet, la realidad virtual y la realidad aumentada. Por ejemplo, ya contamos con amplia evidencia empírica sobre la utilidad de los mundos virtuales o de Internet para el tratamiento psicológico.
NUEVOS RECURSOS

Estas tecnologías han demostrado que pueden ayudar a superar algunos problemas y limitaciones con los que nos enfrentamos a la hora de aplicar determinadas estrategias en psicoterapia. Actualmente el uso de las TICS en clínica se está ampliando y supone un cambio importante, ya no sólo en el modo de aplicar una estrategia terapéutica particular, sino en la manera de suministrar los servicios de salud y bienestar. Está surgiendo una nueva generación de sistemas de e-Salud, que se basan en el desarrollo de aplicaciones denominadas “e-ti“(e-terapia inteligente).


Los sistemas e-ti se fundamentan en cuatro ejes tecnológicos. En primer lugar, la Computación Persuasiva, es el uso de herramientas informáticas para generar contenidos terapéuticos que ayuden al cambio. En segundo lugar, la Inteligencia Ambiental, que a través del desarrollo de tecnologías de redes y censores inteligentes permite monitorizar y capturar información relevante del paciente (fisiológica, psicológica, contextual) en el contexto real. En tercer lugar, la Computación Ubicua, que significa el uso de aplicaciones informáticas y de comunicación (Internet, dispositivos móviles, etc.) para que el sistema sea accesible en cualquier lugar, tanto para el paciente como para el clínico. Estas tecnologías permitirán tanto al paciente como al clínico acceder a los sistemas tecnológicos de ayuda en cualquier lugar, a cualquier hora y bajo múltiples soportes (ordenador, teléfono, televisión, etc.). Por último, los Sistemas de Terapia Virtual que incluyen tecnologías de realidad virtual, realidad aumentada, agentes virtuales, etc., con el fin de ayudar al paciente en su proceso de cambio.

OBJETIVO DE LA PSICOLOGÍA Y LA TECNOLOGÍA

¿CUÁL ES EL OBJETIVO DE LA PSICOLOGÍA Y LA TECNOLOGÍA?

Psicología y Tecnología está diseñada para ayudar a muchas personas. Incluye programas de intervención para ayudar a las personas a superar distintos problemas que dan lugar a sintomatología clínica. 



• Problemas psicológicos. Por ejemplo, estar triste y decaído, sin ganas de hacer nada, experimentar nerviosismo o ansiedad, no disfrutar de cosas con las que antes sí se disfrutaba, tener dificultades para dormir, cambios en el apetito y la ingesta, experimentar inquietud, irritabilidad y/o tensión muscular, tener miedo de hablar en público o de interactuar con otras personas, tener miedo de estar en lugares en los que haya aglomeraciones, miedo a las sensaciones corporales como palpitaciones, sudoración o mareo, tener preocupaciones constantes o ideas obsesivas, necesitar hacer determinadas cosas por miedo a posibles consecuencias etc. 


• Un problema médico, para el que esté indicado apoyo psicológico como condiciones de dolor crónico (fibromialgia, lumbalgia crónica), cáncer y obesidad. 


• Deseos de mejorar su bienestar psicológico en general y que no sufren ningún trastorno mental, ni enfermedad médica.

domingo, 21 de febrero de 2016